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El Novae Terrae 1 - segundo fragmento

"El Novae Terrae 1", de Bloodwitch Luz Oscuria
"El Novae Terrae 1", de Bloodwitch Luz Oscuria

Este es el segundo fragmento de mi novela, "El Novae Terrae 1: La Guerra de la Sangre", en su versión traducida por Xavier Méndez.

Esa noche, cuando Tomasz dejó su morada el día anterior, Eleonor todavía seguía reflexionando, dando vueltas en su salón. Estaba enojada porque Tomasz no había parecido enterarse de lo que ella hablaba cuando le confesó que buscaba un objeto y que él era el único que podía llevarla hasta él. Tendría que haber entendido que se estaba refiriendo al “Novae Terrae”. ¿Podría ser que a causa de la desaparición de su padre cuando él no era más que un niño pudiera ignorar que es un Cazador, y todo lo que ese papel implicaba?

Llevaba más de 270 años queriendo hacerse con el “Novae Terrae”. Y cuando llegó a su meta, a la persona que lo custodiaba, dicha persona no parecía estar al corriente de lo que se trataba. El colmo. Eleonor se puso a refunfuñar sin darse cuenta, mientras se sentaba en el sillón en el que se había instalado cuando Tomasz había acudido a su encuentro un poco antes. Posa la mirada en la biblioteca, que ocupa una parte entera de la pared. Durante todos esos años ha acumulado un número impresionante de obras sobre vampiros, con la esperanza de encontrar otros seres como ella. Pero nunca ha descubierto ni uno solo, a pesar de haber dado la vuelta al mundo.

Enriqueta Martí le había enseñado mucho a principios del siglo xx, pero aquello no bastó pues se desvaneció el 12 de mayo de 1913, masacrada por una compañera de celda en prisión. Eleonor no se preocupó entonces, pues estaba convencida que descubriría a otras personas como ellas dos. Pero aquello no sucedió jamás. En la actualidad, está sola, y convencida que Maria-Theresa se equivocaba aquel día de 1748 cuando le dijo que había otros Vampiros sin colmillos.

Ahora es como si Eleonor hubiera vuelto a la casilla de salida, cansada de correr en vano tras alguien que pudiera ayudarla. Cuando dejó a Maria-Theresa, esta no volvió a aparecer en su existencia. Eleonor ignora lo que fue de ella, ni siquiera sabe si todavía sigue viva. Maria-Theresa no es una Vampira sin colmillos, pero sin embargo está al servicio de esos Vampiros. De hecho, adquirió la inmortalidad para poder servirles para la eternidad. No obstante, Eleonor nunca supo de qué manera la vida de Maria-Theresa se había vuelto eterna, y aún menos desde cuándo andaba por el mundo.

Y así sigue siendo actualmente, Eleonor habría necesitado tanto la presencia de esa benefactora, sobre todo para saber qué hacer. Por los conocimientos que ha recolectado a lo largo de los siglos, es consciente que su papel consiste en devolver la supremacía del mundo a las criaturas como ella, aunque ella fuese la única que existía en la actualidad. De ahí el interés por encontrar el “Novae Terrae” y de encontrar un medio para utilizarlo y extraer sus poderes. Sabe perfectamente que necesita a Tomasz, así que no podrá eliminarlo.

Sin embargo, no olvida que la Eterna que se encontró en 1944 le informó que los Eternos luchan desde hace siglos contra sus semejantes. Lo que explicaría que ella fuese la última de su especie ahora, volviéndola así particularmente vulnerable. Pero también sería la única que podría recuperar el poder sobre el mundo, poder que ostentaba en el origen Aleksis, el que la transformó. De repente se pregunta por qué motivo él la escogió, a ella. Recuerda que antes vivía en una granja con sus padres. Qué lejos están, aquellos tiempos de despreocupación donde la única cosa que contaba para ella era aprender modales y respeto por los demás.


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