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El Novae Terrae 2 - segundo fragmento

"El Novae Terrae 2, de Bloodwitch Luz Oscuria
"El Novae Terrae 2, de Bloodwitch Luz Oscuria

Este es el segundo fragmento de mi novela, "El Novae Terrae 2 : La Guerra del poder", en su versión traducida por Xavier Méndez.

Después de una larga discusión, los Eternos, Mylena y Tomasz consiguieron ponerse de acuerdo sobre qué era mejor que hicieran. Tenían que dejar aquel lugar, la presencia de Eleonor ponía a Tomasz en gran peligro. Pero antes debían encontrar el códi-ce de los Cazadores, que se encontraba en su casa. Decidieron ir juntos a su vivienda, para ser más efi-caces en la búsqueda de esa preciada obra. Sabían que corrían el riesgo de cruzarse con Eleonor por el camino, o incluso ya en casa de Tomasz, así que tomaron todas las precauciones pertinentes para no ser vistos, y se esperaron hasta la noche siguiente para salir de su escondite bajo los jardines de la ciu-dad.

Una vez llegó el día, los Eternos empezaron a subir las escaleras que los separaba del mundo real, seguidos por Tomasz. Mylena cerraba la marcha. Cruzaron la ciudad con cuidado de no ser vistos por nadie, hasta llegar a la casa de Tomasz sin dificul-tad. Cuando Mylena se fue de aquel lugar, unos días antes, se encargó de cerrar la puerta tras ella, sin llave, ya que no la tenía. Tomasz no comentó nada cuando constató que la entrada no estaba cerrada con llave cuando el primer Eterno la abrió.
No había ningún ruido en el interior, y todas las luces estaban apagadas. Tenían vía libre. Tomasz invitó a sus compañeros a subir hasta el primer piso, donde estaba convencido de que se encontraba el códice. Cuando llegaron arriba pudieron ver que lo habían removido todo. Tomasz se acordó al ver las cajas que él mismo había abierto gran parte de ellas. Pero no había vaciado el contenido de aquella mane-ra.

—¿Estás seguro de que está aquí? —le pre-guntó Mylena.

—Totalmente seguro —dijo Tomasz con tono asertivo—, pero no recuerdo haber dejado todo este follón.

—Eleonor estaba aquí cuando vine hace unos días. Esto debe ser obra suya. No sé cuánto tiempo llevaba aquí cuando yo llegué.

—¿Crees que no ha encontrado el libro?

—Seguramente no, todavía estaba buscando cuando la vi.

Empezaron a ojear por todos los rincones de la casa y entre los objetos diseminados por el suelo. También miraron en las cajas que había tiradas por doquier, por si hubiera quedado algo dentro de al-guna. Pero no daban con el libro. Pasaron varias horas, y todavía no tenían rastro de él. Hasta que Tomasz, en un arrebato de iluminación, se acordó de algo.


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